Las travesuras del niño Santiago serán vistas al principio con malos ojos y sembrarán de dudas a sus profesores y sus padres. El alumnado de la escuela se rebela contra un ambiente en el que prima el inmovilismo. El niño Cajal es demasiado movido, se hace preguntas constantemente, inventa extraños artilugios, quiere ser artista y dibuja en cualquier superficie. Pero detrás de esa capa de rebeldía se esconde otra más profunda que aflorará más tarde, cuando el joven descubra su pasión por la anatomía.
Todo ello con un lenguaje cercano a los niños a los que va dirigida. Con divertidas escenas donde las neuronas bailan en torno a Cajal e intentan describir la teoría que planteó al mundo científico y que le valió el recibir el Premio Nobel de Medicina. Donde el espectador descubra cómo puede encauzarse un espíritu inquieto si encuentra quien le abra el camino.
¡Nos gustó mucho!
Me gusto mucho el teatro,espero que el sigiente
ResponderEliminaraño veamos uno parecido.