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viernes, 11 de mayo de 2012


Un día, Colón no podía aguantar más con su curiosidad y decidió preguntarle a Américo si esa tierra existía de verdad.

-Américo, ¿esa tierra existe?-le preguntó Colón.

-En realidad sí existe, -dijo Américo- pero está muy lejos de aquí. Si quieres, podemos navegar hasta allí, que yo ya me sé la ruta.

-¡Vale!-respondió Colón entusiasmado.

Al cabo de unas semanas Américo partió con Colón hacia América.

-Tardaremos unos días por esa tormenta de ahí. Será peligroso y costoso. –le dijo Américo a Colón.

Al fin consiguieron pasar la tormenta y pudieron ver América a lo lejos.

-¡Lo veo, lo veo!-gritó Colón desde su camarote.

Cuando llegaron, Colón se bajó del barco, y al instante, vio como se acercaban unas personas extrañas a él.

-No te preocupes, son inofensivos.-le dijo Américo tranquilamente.

Desde el día que Colón regresó a España, no pudo dejar de pensar en esa tierra que él se había imaginado, pero que en realidad existía.
Trabajo de Samuel.

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