Al día siguiente, Javier recibió una visita que ni siquiera él se lo podía creer. Unas luces y flashes de color naranja y morado anunciaron la llegada de aquel extraterrestre que le salvó la vida. Al principio, Javier tenía miedo, pero al cabo de un rato le dijo a aquel ser:
-Oye, lo siento por haberte metido en ese lío el otro día, pero… gracias.
Al oír esto, el extraterrestre de repente exclamó con voz robótica:
-De nada humano. No tienes nada que temer, pues esta no es mi forma y aspecto habitual. Era sólo para camuflarme. Déjame que te lo demuestre.
Al rato, surgió una nube de polvo y rayos y, de la nada, en vez de haber un hombre con casco y armadura de metal, salió una pequeña figura verde de ojos saltones, antenas y con una pequeña tabla flotante.
-No quiero hacerte nada-dijo-sólo quiero una muestra de saliva humana. ¡Ah, por cierto, mi nombre es Coatli!
-Encantado de conocerte-respondió Javi.
-¡Cuidado que te caes!
-¿Pero qué dices? Si estoy bien puesto…!Aaahhh!-dijo Javi al caerse.
Jo, ¡nunca nos cree nadie con las predicciones de futuro!-dijo disgustado Coatli.
-Yo te creo. ! Me has advertido y… has acertado! – dijo Javi.
-¡Gracias!-dijo Coatli-¿Podemos ser amigos?
-¡Claro!-dijo Javi.
¡Yuupiiiiiii! Pero con la condición de que no me vea nadie.
-Prometido.
Y así, los dos fueron grandes amigos, y Javier se las apañaba siempre para que no vieran a su amigo.
Fin
Trabajo de Samuel
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