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lunes, 6 de febrero de 2012

Al día siguiente, Javier recibió una visita que ni siquiera él se lo podía creer. Unas luces y flashes de color naranja y morado anunciaron la llegada  de aquel extraterrestre que le salvó la vida. Al principio, Javier tenía miedo, pero al cabo de un rato le dijo a aquel ser:

-Oye, lo siento por haberte metido en ese lío el otro día, pero… gracias.

Al oír esto, el extraterrestre de repente exclamó con voz robótica:

-De nada humano. No tienes nada que temer, pues esta no es mi forma y aspecto habitual. Era sólo para camuflarme. Déjame que te lo demuestre.

Al rato, surgió una nube de polvo y rayos y, de la nada, en vez de haber un hombre con casco y armadura de metal, salió una pequeña figura verde de ojos saltones, antenas y con una pequeña tabla flotante.

-No quiero hacerte nada-dijo-sólo quiero una muestra de saliva humana. ¡Ah, por cierto, mi nombre es Coatli!

-Encantado de conocerte-respondió Javi.

-¡Cuidado que te caes!

-¿Pero qué dices? Si estoy bien puesto…!Aaahhh!-dijo Javi al caerse.

Jo, ¡nunca nos cree nadie  con las predicciones de futuro!-dijo disgustado Coatli.

-Yo te creo. ! Me has advertido y… has acertado! – dijo Javi.

-¡Gracias!-dijo Coatli-¿Podemos ser amigos?

-¡Claro!-dijo Javi.

¡Yuupiiiiiii! Pero con la condición de que no me vea nadie.

-Prometido.

Y así, los dos fueron grandes amigos, y Javier se las apañaba siempre para que no vieran a su amigo.



Fin

Trabajo de Samuel

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